Perfurelatos: Corre! Corre! - Coven Andrea Maack
El perfume que me ha inspirado en
escribir el Perfurelato de hoy es Coven
de Andrea Maack.
Andrea Maack es una artista visual de Reykjavik, Islandia. Su proceso de creatividad consta en crear piezas de arte únicas y se basa en los dibujos en lápiz.
Andrea Maack es una artista visual de Reykjavik, Islandia. Su proceso de creatividad consta en crear piezas de arte únicas y se basa en los dibujos en lápiz.
Foto Andrea Maack Source: Nýskopunasjodur |
En 2009 decidió expandir su dominio hacia el mundo
de los perfumes, y esto ha llevado a la creación de una pequeña colección de
perfumes - Andrea Maack Parfums - basada en su obra. Ya lo sé! Esto es una
locura! Como vas a crear un perfume a partir de un dibujo? El perfume
tiene color? Pués al parecer si, o por lo menos eso han considerado las Narices
detrás de esta colección de perfumes.
Coven
es el más interesante de esta línea, en mi opinión, y también el más inusual.
Coven, source: fragrantica.com |
Es una fragancia de la familia Ámbar – Amaderada
(para hombre y mujer), se lanzó en 2013 y contiene notas amaderadas, hierba
verde, tintura de tierra, musgo de roble, whisky y notas especiadas. Suena
raro, ¿a qué si?. Puede ser, pero es una de esas fragancias que va creando
suspense con el paso del tiempo, suspense y sorpresa. La apertura es fuerte, con
un aroma a hierba verde y tierra, ¡si tierra!, es como si estarías trabajando
en tu jardín en una mañana lluviosa. Estas intentando quitar las raíces de una
planta en descomposición y trasplantar otra en su lugar, y te invaden el olfato
todos estos aromas mezclados: tierra mojada, hierba verde y plantas descompuestas.
Al terminar el trabajo te quitas los guantes, guardas los utensilios y entras
en casa, para calentarte. Te echas un vaso de whisky y te sientas delante de la
chimenea. Es exactamente la esencia de Coven, se abre fuerte, pero con el paso
del tiempo se va calentando poco a poco y su dulzura dura todo el día. Es una
fragancia preciosa una vez que la
entiendes. Yo la entendí a la primera y me alegro de que ahora es toda mía.
Corre! Corre!
Se había perdido. - Mama?! Papa?!
Dónde estáis? El bosque le daba miedo, era oscuro y el tenía frio. Se encogió,
intentando calentarse. Los arboles parecían fantasmas con sus largas ramas. Unos ojos grandes le estaban espiando desde las sombras. Se puso a correr asustado. - Mama!
Papa! No me dejéis solo! Pero no obtuvo ninguna respuesta, solamente el viento le
trajó unos ruidos siniestros de lejos. Corrío lo más rápido que pudo. Miró hacía atrás.
Tropezó y se cayó. - Vaya! Mama me va a regañar por mancharme la ropa
buena! Estaba lleno de tierra y hierba. Se puso a llorar. -Mama? Papa? Intento
secarse las lágrimas y se ensució la cara. Caminó un buen rato entre los
árboles, sin mirarlos por miedo. A lo lejos vio una luz y se puso a
correr de nuevo. – ¡ Mama ! ¡Papa ! Una cabaña, qué bien! Tocó la puerta, pero
nadie le contestó. Entró. Dentro hacía calor, en la chimenea ardían despacio
unos troncos y encima había una olla hirviendo. Sobre la mesa había una tarta
aún caliente, el vapor se levantaba hacía el techo. - ¿Hola? Hay alguien? Nadie. Qué hambre! Metió la mano en la tarta y cogió un trozo - Lo siento, pero
tengo hambre! dijo mirando alrededor, como si estuviera hablando a alguien. Le
dio un mordisco a la tarta y dio una vuelta a la habitación. Algo en el centro
del cuarto, encima de la mesa le llamó la atención. Era una piedra que brillaba
e iluminaba toda la casa. La cogió en la mano, dio otro mordisco a la tarta, se
la acercó al ojo mirándola de cerca, era como el arco iris. - Que piedra más
bonita! Se la metió en el bolsillo. De repente, fuera, se oyeron unas risas
siniestras que le pusieron los pelos de punta. No sabía qué hacer. Se escondió
debajo de la cama. La puerta se abrió de par en par y entraron tres personas. -
Tengo qué hacerme con una escoba mejor! Esta tiene ya sus años y me está
fallando! Estuve a punto de caerme. - Siempre te estás quejando de todo! Son
mujeres. - Qué zapatos más raros tienen! Dejaron las escobas al lado de la
puerta y entraron. - Hay alguien aquí! Mirad la tarta! Y huele a humano! El
corazón le latía con prisa. - Donde está la Piedra de la Inmortalidad?! La
puerta seguía abierta. Sin pensarlo, salió corriendo sin mirar hacia atrás. -
A, por el! Coged vuestras escobas! Tiene la piedra! - Corre! Corre! Te van a
pillar! Se levantó... estaba en cama, en su cama, en su habitación. Su madre
entró preocupada y le cogió en los brazos: -No pasa nada, cariño! Has tenido
una pesadilla. Le dio un beso en la frente. -Duérmete, pequeño! Ya ha pasado.
Le cubrió y salió de la habitación dejándole la lámpara encendida. Una
pesadilla... Había sido una pesadilla. Tenía los puños cerrados. Los abrió
despacio. Ahí estaba... La Piedra de la Inmortalidad.
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