Perfurelato: Perdida - Palo Santo, Carner Barcelona
En el post de hoy os voy a hablar sobre una de mis dos ¨Madera Sagrada¨ preferidas. Madera Sagrada o Palo Santo es un árbol que vive
en la región sudamericana de Perú, Ecuador, Bolivia y en Mato Grosso brasileño
y tiene un aroma dulce de incienso, cedro atlas, hierba dulce,
limón, eucalipto y un sutíl toque de menta. De la leña
del árbol se obtienen los aceites esenciales y los inciensos. Para obtener los aceites esenciales por medio de la
destilación al vapor el árbol debe morir por sí solo y hay que dejarlo secar
como mínimo 4 años. Se cree que la Madera Sagrada está envuelta en magia y
misticismo y por eso mismo tiene propiedades curativas y relajantes tanto para la
mente como para el cuerpo. En Ecuador suelen decir: ¨Palo Santo para limpiar tu
casa de la mala energía, Palo Santo para la buena suerte.¨
Palo Santo de Carner Barcelona es la maravillosa interpretación de Shymala Maisondieu del olor de la Madera Sagrada, pero sin llegar a ser una
soliflor.
Es una fragancia gourmand compleja (davana
de India, acorde de
ron, acorde de leche, madera de guaiacum de Paraguai, haba tonka de
Venezuela, madera de cedro de Marruecos, vetiver de Haití, amyris de
Republica Dominicana) que se abre con una nube de ron y leche sobre el cielo dulce de
la haba de tonka. Esta
mezcla cremosa va evolucionando junto al olor verde del vetiver, de la madera de
cedro y la vainilla creando una sensación relajante, perfecta para un día
perezoso cuando no te apetece hacer nada más que estar contigo mismo.
No se si
será por su ¨espíritu¨ místico o por el simple olor de arroz con leche que desprende, pero su dulce aroma me lleva de vuelta a la
infancia. Me hace revivir aquella inocente y maravillosa época de mi vida que muchas veces se me olvida que haya existido, y donde me refugio de vez en cuando en busca de la paz y de la tranquilidad interior.
No soy muy fan de las fragancias gourmand porque hay
muchas que se pasan de golosas, pero esta es diferente, y tanto que ha pasado
directamente a mi lista de ¨QUIERO Y
NECESITO¨ esta cautivadora composición en mi vida.
Perdida
No me acordaba como había llegado aquí...
tumbada sobre la tierra fría... ¿había dormido todo este tiempo? Estaba rodeada
de un seto alto que no me dejaba ver nada más que el azul del cielo y los altos cedros. Miré por todos los lados, no había manera de salir, solamente caminar hacia delante. ¡¿Hola?! ¿Hay
alguien? No recibí ninguna respuesta. Me cogí de los brazos. Empezé a andar primero deprisa derecha, izquierda, izquierda, derecha,
luego más despacio, hasta que me dí cuenta: Es un laberinto! Me entró pánico: ¡¿Holaaa?! ¿¿¿Hay
alguieeen??? Nada. Anduve sin rumbo un tiempo, hasta que me cansé. Estaba llena
de barro y hierba y no paraba de llorar. Me dejé caer despacio al suelo. ¿Porque
me he perdido?¿ Dónde estoy? La noche se me vino encima, tenía frio y estaba cansada, así que hice
una cama de ramos encontrados por el suelo y hierba y me acosté. Me levanté al alba del día siguiente... tenía
hambre. Empecé a andar de nuevo, en busca de una salida. Derecha, izquierda,
derecha... había un arroyo cerca, oía el agua fluir - era parecido al que tenía
al lado de la casa cuando era una niña, y un jardín... - hierba, limón, y flores seguramente, noté el aroma dulce en el aire. Me recordó a mi infancia, a mi madre, a su
olor, a su piel, a mis brazos alrededor de su cuello cuando era pequeña. Sonreí.
Con tantas cosas que me han pasado en la vida, con tantos problemas, se me habían
olvidado aquellos momentos llenos de sentimiento y pureza. Continúe andando
todo el día hasta el amanecer. Preparé otra cama y me acosté, sola en medio de
la nada. Me levanté el tercer día,
hambrienta, pero con fuerzas para continuar. Despacio, haciendo un cálculo
mental, derecha, derecha, ya he pasado por aquí... me doy la vuelta, izquierda,
derecha... ¡qué bien huele la naturaleza!... Cada paso que daba me hacía
crecer, derecha, izquierda, me hacía volver a mis raíces, a mi fondo, a como
era y se me había olvidado, perdida por los caminos de la vida, derecha,
izquierda...un susto… una niña me apareció delante como un fantasma. - ¡ Hola! ¿Estás sola? Tu también te has perdido? Su cara me resultaba familiar. - No, Ana, eres tú la que se ha perdido. Me
acaricio la cara y al hacerlo me devolvió todo lo que había dejado atrás: la
inocencia, la sonrisa, la risa contagiosa, la alegría de vivir, los mejores
momentos y las emociones... éramos el mismo ser.
Encontré la salida... hambrienta, pero feliz, más
feliz que nunca. Espero que nunca más se me olvide el camino. Espero nunca más perderme
en el laberinto de mi vida...
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