Arrogancia ambarina

 Hay perfumes, envueltos en un halo de misterio, que dejan huella en la historia y se agarran al tiempo, sin dejar pasar los segundos de su arena. Shalimar es uno de ellos. Un perfume distinto y con notable presencia, imitado hasta la saciedad y considerado la quintaesencia se los perfumes ambarados. Recorrerlo sensorialmente se aprecia como un lujo, su composición mostrando tal complejidad y opulencia, racional e intencional diría, que rara vez encontramos en la perfumería moderna. 

Grandioso, elegante, casi arrogante, Shalimar muestra sus voluptuosas caderas bañadas en oro de ámbar y la carnosidad del cuero fundido en incienso. Con su aliento cálido, Shalimar es suntuosidad palpable, su voz se escucha viva y vibrante. Un perfume inconfundible, eterno, que nunca se va a prestar a modas pasajeras y siempre será una constante.

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